LA CORRUPCIÓN,
CANCER DE ESPAÑA por Miguel Bataller
El pasado jueves 27 de Noviembre
de 2014, se realizó en nuestro Congreso
de Diputados un pleno monotemático, sobre LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN.
Parafraseando a D. Ramón de
Campoamor, cuando dijo:
“En este mundo traidor nada es
verdad ni es mentira, porque todo es del color, del cristal con que se mira”
dos castizos españoles aportarían cada uno de ellos su propio refrán relativo
al caso, según su posicionamiento político.
Para los afiliados al PSOE y con
la idea de desgastar el PP, les serviría
aquel que dice:
“A buenas horas mangas verdes”
Y tal como han hecho los
socialistas ante la oferta de Rajoy, de pactar un programa común contra la
corrupción, se saldrían por la tangente.
Para los del PP, vendría al caso
aquel que dice:
“Nunca es tarde, si la dicha es
buena”
Tampoco sirve para demasiado, cuando la dicha
llega demasiado tarde para solucionar problemas enquistados de imposible
solución sin quedar en ridículo.
Para todos los demás partidos,
partidillos, o juntas de copropietarios de las Cortes Españolas (que así
parecen entenderlas algunos) la solución es la dimisión de Rajoy siguiendo la
ruta marcada por su Ministra de Sanidad anteayer.
A nadie le faltarán sus razones,
pero todos ellos acabarán aduciéndolas en base a sus intereses partidistas, sin
pensar nunca en lo mejor para España.
Parece como si en esa burbuja
singular en la que viven nuestros políticos, alejados del mundo real que les
rodea, no existiera el sentido común.
Es como si pensaran que están en
la cara oculta de la luna, invisible para el resto de los humanos y que por lo
tanto, todo lo que ellos hacen o dicen no llega a la sensibilidad de los
ciudadanos.
La corrupción parece ahora que es
sólo un pecado de los populares porque gobiernan en este momento, cuando es una
lacra generalizada.
Pero es un estigma que ha venido
actuando con absoluta impunidad desde 1978 hasta hoy, y en cada esquina de
nuestro suelo patrio, desde Francia a las Canarias y de las Baleares a
Portugal, afectando siempre a todos los que tocaban poder o se relacionaban con
él.
A Partidos Políticos, Sindicatos
y Organizaciones Empresariales.
Sólo no han robado a nivel
institucional, los que no han podido hacerlo.
Sólo no han prevaricado, ni
incurrido en cada uno de los delitos propios e inherentes al ejercicio del
poder, los que no han sabido hacerlo y una pequeña proporción de los que no han
querido hacerlo, pero tampoco se han atrevido a denunciar a los corruptos que
campaban a sus anchas muy cerca de ellos, en su mismo entorno institucional.
Nadie está libre de pecado, ya
sea por acción o por omisión, por lo tanto nadie puede tirar la primera piedra.
Me río de quienes pretenden
disfrazar este hecho innegable, aduciendo que sólo son corruptos un pequeño
porcentaje de los políticos de alto rango.
Esos son los más aparentes y los
que se han atrevido a todo, convencidos de la impunidad que les ampararía en
caso de ser descubiertos, como así ha sido durante muchos años.
Y el porcentaje en ser juzgados y
condenados ínfimo, en comparación a los delitos cometidos y sólo en dos
momentos determinados.
Al final de los Gobiernos de
Felipe González en los años noventa, y
ahora cuando se aproxima también el fin de Rajoy al frente del Gobierno.
Entonces tuvo que pasar su Vía Crucis el socialismo que tardó ocho años
en recomponerse, pero sin perder los viejos hábitos de corrupción.
Ahora les tocara el turno a los
populares en toda España y a los convergentes en Cataluña, pasar por el mismo
calvario para purgar sus penas, ya que a los catalanes y al resto de los
españoles, no nos queda más remedió que perdonar pero no olvidamos.
Y lo más lamentable y pernicioso,
es que ni socialistas ni populares ni convergentes se han percatado todavía de
que en esa guerra fratricida a tres bandas, la que más va a perder es España y
el conjunto de todos los españoles, porque detrás de ellos, sólo queda un
inmenso mar de utopías sin experiencia de Gobierno, que pueden llevarnos al
caos.
¡Dios nos pille confesados!
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