Putin y el viejo juego del nacionalismo asediado

(Discurso anual de Vladimir Putin 2014 – RT.com)
En el plano económico las cosas tampoco han ido mucho mejor. Lastrado por el monocultivo petrolífero-gasístico de su economía, la sustancial caída del precio de los hidrocarburos pone en cuestión tanto sus planes de modernización militar- pieza fundamental para seguir aspirando a ser reconocida como una potencia global-, como la paz social- ante una población que sigue sufriendo significativas carencias en su devenir diario y que ve sus derechos recortados incesantemente. En su defensa, Putin puede responder a sus críticos recordándoles la firma del macrocontrato energético con China, mostrando que tiene alternativas a unos mercados europeos cada vez más exigentes. También puede alimentar su ego con gestos tan llamativos como el anuncio del abandono del gasoducto South Stream y su reconversión en un hipotético gasoducto hacia Turquía, aunque no esté claro que ésa sea una decisión definitiva (sino más bien un órdago aparente que busca una flexibilización de la postura de Bruselas). Pero ninguno de esos datos puede ocultar que el rublo está despeñándose y que Rusia no puede, por sí sola, revertir la tendencia a la baja del precio de unas materias primas energéticas que constituyen actualmente su único activo de relevancia.
Es seguramente la amargura derivada de ese sombrío panorama la que ha llevado a la sobreactuación de Putin en la gran sala de San Jorge, en el complejo del Kremlin, con ocasión de su ya tradicional discurso anual al parlamento y a la élite política rusa. Siguiendo un guion tantas veces repetido (y efectivo en no pocas ocasiones), el mandatario ruso ha apelado a la amenaza externa como la explicación de todos los males actuales. Con palabras que pretenden dibujar un panorama generalizado de “Rusia contra el mundo” (con Estados Unidos y oscuros actores no identificados en cabeza), su intención es estimular una reacción ciudadana de inequívoco perfil nacionalista y patriótico. Pretende así no solamente reorientar el descontento generalizado de su población hacia fuera, desviando las notorias críticas sobre su cuestionable gestión tanto en el campo sociopolítico como en el económico, sino también recuperar margen de maniobra para insistir en la estrategia político-militarista que busca consolidar un amplio espacio de influencia más allá de sus fronteras (con Abjasia, Osetia del Sur, Transnistria, el Donbas ucranio y hasta Nagorno-Karabaj como ejemplos más sobresalientes de un esfuerzo que también apunta hacia Asia Central).
Discurso anual de Vladimir Putin ante la Asamblea Federal, la Duma Estatal y Consejo de la Federación (RT.com)
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